lunes, 1 de junio de 2009

Apuestas.


Humana, una humana aventurera que siempre quiere más, que desafía a la vida y al destino en búsqueda de algo mejor, dando lo mejor de sí.

Humana, una humana que logra y pierde objetivos, que comete errores, que no usa la cabeza.

Humana, una humana ilusa que vivió en su mundo de fantasía en el que todo era perfecto.

Humana, una humana patética, que lo perdió todo, por que lo apostó todo, convirtiéndose en una adicta al juego, a las oportunidades, desafiándose continuamente, sin importar nada.

Apostó su futuro, apostó su fe, su fuerza, su confianza, apostó su valor, apostó su corazón, sus lágrimas y sonrisas.

Lo apostó todo, hasta su vida.

Hoy ella esta perdida, porque siente que ya no le queda nada. Todo aquello que desperdició, ahora quedó en manos del destino.

Porque el azar es parte de la vida. Desde que nacemos, uno entra en el juego, y nadie puede escaparse de él, sólo hay que saber jugarlo.

Y ahora mientras pienso en cómo pierdo, observo la ruleta girar, hasta ver que por décima vez la bolilla cae en un número impar. Impar, siempre impar, mientras yo, cabeza dura, sigo apostándole a los pares, al conjunto, apostando a dos. Al equipo.

Impar, números ilógicos, números que anda intentando formar su grupo de par pero les resulta imposible, siempre queda colgado, solo, discriminado, rechazado. Afuera.

La vida me hizo impar. Apostar todo lo que pude para lograr obtener mi par. Y aún así perdí, y lo sigo haciendo.

Sólo se que me queda algo que no dí, pero siempre estuvo presente y que espero que algún día pueda mostrarme la forma, por otros medios, de encontrar lo que anhelo y no esperarlo, mientras soy yo misma lo que se apuesta en el azar de la vida.

Aún me queda la esperanza.



♦(Anna D. L)♦