Tres meses. Extensos e interminables meses. Pensar que cuando te conocí creí ser la reina del mundo, la más afortunada. Pero no, tuviste que cambiarlo todo.
Nunca hubiese imaginado que esto terminaría así, por que mi vida nunca fue así, en cambio tome la decisión equivocada, al retenerte. Me tomaste por estúpida, me enamoraste, tanto como para querer irme a vivir contigo. Y nuevamente tome otra decisión equivocada.
Comenzaste a lastimarme, basureándome, pegándome, todo iba de a poco haciéndose peor, pero yo aún así, permanecí a tu lado.Tuve que aguantar tu estado de ebriedad cada noche, que me apuntes con un arma cada semana, y que te abuses cada mes. Pero aún así permanecí a tu lado.
Cambiaste la cerradura y no me diste las llaves, me mantuviste prisionera. Supiste que escaparía, así que me encerraste en el sótano, alejándome de toda necesidad, al límite de dejarme en casi estado vegetativo. Aunque no dejaste de golpearme, herirme con palabras, o cortarme la piel por sólo diversión, continuaste abusándote absolutamente de todo. Y aún así no luche por mi libertad, y permanecí a tu lado.
Dijiste que enviarías mis cartas a mis padres, eso fue lo que te pedí, y siquiera ese gusto me diste, las encontré dentro de una vieja jaula oxidada por cierto.
Luego de haberme embarazado, a los dos meses me obligaste a que me casara contigo, simplemente querías verme con ese vestido blanco que ya no era de mi agrado usar, no contigo. Colocaste una alianza en mi mano, me besaste, y después me dejaste en la oscuridad una vez más.
¿Cómo puedo convivir con una persona como vos? me pregunte cada noche, y la única respuesta que encontré, fue que no dejo de amarte, de amar a quien una vez amé, de quién realmente me enamore. Creí que podrías cambiar, tal vez por eso aún estoy aquí, y entendí que es imposible. Veras, mi vida no me importa, pero ya encontré por quién luchar. Ahora llevo una vida en mi interior, y no dejaré que sufra lo que yo sufrí por ti. Tampoco deseo darle una basura denominada “padre”, nunca ha estado en mis expectativas, así que es momento de marcar la diferencia.
Hoy soy yo la que apunta a tu cabeza con un arma, ¿suena ilógico verdad?, pero no llores querido, no tienes que lamentarte ahora, se hizo tarde. Quédate tranquilo, porque aún en la hora de tu muerte, permaneceré a tu lado.
Y encima me preguntas con una sonrisa nerviosa si quiero matarte, creo que ya te di suficiente información, para que reconozcas cual es mi respuesta mi amor: sí, quiero.
♦(Anna D. L)♦