Observo mis manos, mis dedos, pienso en todo el tiempo que paso, que se que no fue mucho ya que todavía no soy una anciana claro, pero siento todos esos años que pasaron como si fuesen siglos. Nunca me gusto recordar el pasado, mas bien me gusta vivir el presente, el día a día.
No es por que haya tenido una infancia fea, digamos que fue bastante divertida, infantil para darle un termino correcto, tuvo sus buenas cosas, como malas, pero no es de gran importancia para mi, no todo.
En un par de meses cumpliré los diecisiete, de chica siempre quise llegar a esta edad, no se, lo veía como “la edad en que ya comenzaría a ser mayor”, o algo así, pero aun sigo siendo la pequeña para mis padres, no me molesta serlo, solo que incomodan algunos detalles como las salidas nocturnas en las cuales no están muy de acuerdo, a pesar de que no me gusta ir a bailar y que debería de ser un punto a favor de ellos, aún así, hay pequeñas complicaciones.
Ahora dejo de observar mis manos, encontré un par de cartas viejas, saludos de cumpleaños, despedidas, y otras simplemente son cartas, y también hay notas mías, tontas notas, personales, ya olvide el verdadero significado de alguna de ellas, pero aun así forman parte de mi, como mi pasado, como esas cartas que me enviaron alguna vez, como los años que pase, como mi infancia, como todo, todo forma parte de mi.
Aprendí mucho durante estos años, a ser sincera, aunque tenga mis deslices como todos, pero son pocos, a escuchar, a saber perdonar, a ser paciente, a continuar la vida lo mejor posible después de un golpe bajo, a comprender, a disfrutar, a ser original, a que mis amigos me demuestren que soy una persona única.
Todo lo aprendí a lo largo de estos pocos pero valiosos años, todo, forma parte de mi.
♦(Anna D. L)♦