lunes, 10 de agosto de 2009

Simplemente.

¿Alguna vez alguien te ha lastimado? Déjame contarte que a mi sí, y muchas veces. Pero, aún así, sigo en pie, hasta cuando creí que se me vendría el fin del mundo, seguí adelante. ¿Por qué será que la gente suele NO conformarse con lo que la vida le otorga? Es simple, nadie valora.

No todo en la vida es correspondido, y no todo es tan fácil como parece, de los errores se aprende y mucho, y créeme que se de esto.

Seguí tus sueños, para llegar a ellos, seguí tus deseos, pero no creas que concretarás cada uno de estos.

Hay cosas que son imposibles, y hay otras que se hacen posibles. Tenemos miles de oportunidades a lo largo de nuestras vidas, y no tenemos por que quedarnos enganchados a una sola si esta no va a cambiar.

A veces, es mejor que nosotros mismos generemos los cambios, por que al final, nadie va a cambiar por nosotros.

No recurras a métodos que creés que te servirán de auxilio, porque al contrario, te llevarán a cavar tu propia tumba. Uno cosecha lo que siembra, así que será mejor que revises una vez más tus semillas antes de que los frutos sean los mismos.

Nadie es perfecto, y nadie por más bueno que sea merece las cosas servidas en bandeja de plata.

Aprender a agradecer por lo que tenemos es importante pero lo es aún más cuando agradecemos sin querer algo a cambio. No se puede gobernar un corazón ajeno, ni a la fuerza, hasta puede que ni con amor.

Porque a veces…Simplemente no te quiere. Al menos no como tú quisieras.



♦(Anna D.L)♦

jueves, 30 de julio de 2009

Paranoia.


"...De repente al abrir los ojos, me sentí algo confundida, el dolor de cabeza era indescriptible, y la habitación parecía girar.

Aferrándome a la cama para no caerme, intentaba levantarme lentamente.

De golpe, al poner mi pie en el suelo todo se detuvo, totalmente mareada camine hasta la puerta. Al salir habia un pasillo muy largo, tanto que parecía interminable, lo raro es que aún con techo comenzó a llover torrencialmente.
Empapada llegue al comedor, y note como todos los muebles estaban de cabeza, o tal vez yo estaba en el techo, no lo se, aun así segui.

Un reloj sonó y yo caí. Caer sobre el pasto no fue tan desagradable como hubiese sido si hubiese caido sobre un suelo, pero igual no me preocupo demasiado, yo seguí.
Arrastrándome por el piso quién sabe porqué, y hermosamente embarrada me levanté, ruidos y gritos no me dejaban pensar, me sujeté a una cuerda y miré para adelante.

Dos extraños me miraban, y comenzaban a pelear, moviendome de un lado a otro evitando alguna "trompada", terminé bajandome del ring de boxeo y me quedé en medio de la nada.
La nueva sala empezó a llenarse de gente conocida, mientras bailaban sin parar. De a poco el cuarto se inundóde gente y me empezo a faltar el aire.

Acosté mis brazos junto a mi cabeza sobre la barra intentando recuperarme.
Sentí un golpe en mi hombro derecho, y automaticamente levante la mirada, la cara de una de mis amigas me enfrentaba, se la notaba preocupada.

La música ya no sonaba, y parecía estar en mi hogar...

"No se vos, pero creo que mi mundo se esta volviendo locamente paranoico...

... y me encanta.




♦(Anna D. L)♦


lunes, 1 de junio de 2009

Apuestas.


Humana, una humana aventurera que siempre quiere más, que desafía a la vida y al destino en búsqueda de algo mejor, dando lo mejor de sí.

Humana, una humana que logra y pierde objetivos, que comete errores, que no usa la cabeza.

Humana, una humana ilusa que vivió en su mundo de fantasía en el que todo era perfecto.

Humana, una humana patética, que lo perdió todo, por que lo apostó todo, convirtiéndose en una adicta al juego, a las oportunidades, desafiándose continuamente, sin importar nada.

Apostó su futuro, apostó su fe, su fuerza, su confianza, apostó su valor, apostó su corazón, sus lágrimas y sonrisas.

Lo apostó todo, hasta su vida.

Hoy ella esta perdida, porque siente que ya no le queda nada. Todo aquello que desperdició, ahora quedó en manos del destino.

Porque el azar es parte de la vida. Desde que nacemos, uno entra en el juego, y nadie puede escaparse de él, sólo hay que saber jugarlo.

Y ahora mientras pienso en cómo pierdo, observo la ruleta girar, hasta ver que por décima vez la bolilla cae en un número impar. Impar, siempre impar, mientras yo, cabeza dura, sigo apostándole a los pares, al conjunto, apostando a dos. Al equipo.

Impar, números ilógicos, números que anda intentando formar su grupo de par pero les resulta imposible, siempre queda colgado, solo, discriminado, rechazado. Afuera.

La vida me hizo impar. Apostar todo lo que pude para lograr obtener mi par. Y aún así perdí, y lo sigo haciendo.

Sólo se que me queda algo que no dí, pero siempre estuvo presente y que espero que algún día pueda mostrarme la forma, por otros medios, de encontrar lo que anhelo y no esperarlo, mientras soy yo misma lo que se apuesta en el azar de la vida.

Aún me queda la esperanza.



♦(Anna D. L)♦

sábado, 4 de abril de 2009

Mira mis ojos, ahí esta la verdad.


Juegan, corren, gritan. Juegan.

Con ganas, con fuerza, con el tiempo. Corren por instinto, demostrando ser imposibles de alcanzar. Pero quisiera saber realmente, cuan rápido eres tú.

Juegas, ríes, huyes.

Pero esta niña te observa, desconcertada y aturdida, desde el otro rincón, donde nada tiene vida. Sola, aburrida, aún después de todo, te espero aquí aunque posiblemente no me quieras viva.

Pero decides dejarme con recuerdos, esos lindos y alegres, que cada vez que los recuerdo, no logro entender la forma en la cual ahora te diviertes.

Entonces es cuando mis ojos se empiezan a nublar, y no dejo de llorar.

Dime la verdad, por que esta niña te quiere escuchar.

Desde que te conoce te dice la verdad. Suena ilógico que no me creas conocer, cuando fuiste tú a quien le conté todo hasta el final.

Prácticamente podría pensar que eres la única persona que me conoce tanto, por que siempre estuviste para escucharme, y ayudarme.

Entonces dime la verdad, por que esta niña te quiere escuchar.

No entiendo que sucedió, no se por que no quieres jugar conmigo y en cambio si juegas con los demás.

Esta niña tiene miedo, el cual ya no reconoce si es miedo o si es dolor.

Y ahora, nos vemos como niños, peleando como si aún tuviésemos cuatro años.

No me gusta permanecer en el rincón, ese donde me envuelve la desorientación y la amargura. Quiero jugar al sol, verte en claro, se claro, aunque el sol queme.

Por que las confusiones existen, y los malentendidos también.

Esta niña es una sola, que se muestra a todos como es, evitando tu mundo, el cual dices que esta lleno de hipocresía.

Esta niña se equivoca, no es perfecta, pero es un ser humano. ¿Vos te equivocaste alguna vez?, digo, tal vez así entiendas.

Esta niña guarda todos tus secretos. Y puede jurar, o mejor dicho procurar/prometer, ya que algunos dicen que jurar no se jura, que jamás ha hablado mal de ti, o contado algo ajeno a su persona, o intentado algo para herirte.

Mi querido amigo, solo quiero que comprendas que jamás podré desterrarte de mi vida, por que no quiero hacerlo.

Espero que puedas derribar los muros de tu mente, esos muros que te impiden que volvamos a jugar juntos.

Tal vez te parezca una estúpida niña, hasta quizás me odies.

Pero al menos, yo intento, que todo vuelva a ser como era, quizás a otra niña podría no importarle su amigo.

Ojala, algún día comprendas, que todo el mundo merece una segunda oportunidad.




♦(Anna D. L)♦



jueves, 26 de marzo de 2009

Sí, Quiero.


Tres meses. Extensos e interminables meses. Pensar que cuando te conocí creí ser la reina del mundo, la más afortunada. Pero no, tuviste que cambiarlo todo.

Nunca hubiese imaginado que esto terminaría así, por que mi vida nunca fue así, en cambio tome la decisión equivocada, al retenerte. Me tomaste por estúpida, me enamoraste, tanto como para querer irme a vivir contigo. Y nuevamente tome otra decisión equivocada.

Comenzaste a lastimarme, basureándome, pegándome, todo iba de a poco haciéndose peor, pero yo aún así, permanecí a tu lado.Tuve que aguantar tu estado de ebriedad cada noche, que me apuntes con un arma cada semana, y que te abuses cada mes. Pero aún así permanecí a tu lado.

Cambiaste la cerradura y no me diste las llaves, me mantuviste prisionera. Supiste que escaparía, así que me encerraste en el sótano, alejándome de toda necesidad, al límite de dejarme en casi estado vegetativo. Aunque no dejaste de golpearme, herirme con palabras, o cortarme la piel por sólo diversión, continuaste abusándote absolutamente de todo. Y aún así no luche por mi libertad, y permanecí a tu lado.

Dijiste que enviarías mis cartas a mis padres, eso fue lo que te pedí, y siquiera ese gusto me diste, las encontré dentro de una vieja jaula oxidada por cierto.

Luego de haberme embarazado, a los dos meses me obligaste a que me casara contigo, simplemente querías verme con ese vestido blanco que ya no era de mi agrado usar, no contigo. Colocaste una alianza en mi mano, me besaste, y después me dejaste en la oscuridad una vez más.

¿Cómo puedo convivir con una persona como vos? me pregunte cada noche, y la única respuesta que encontré, fue que no dejo de amarte, de amar a quien una vez amé, de quién realmente me enamore. Creí que podrías cambiar, tal vez por eso aún estoy aquí, y entendí que es imposible. Veras, mi vida no me importa, pero ya encontré por quién luchar. Ahora llevo una vida en mi interior, y no dejaré que sufra lo que yo sufrí por ti. Tampoco deseo darle una basura denominada “padre”, nunca ha estado en mis expectativas, así que es momento de marcar la diferencia.

Hoy soy yo la que apunta a tu cabeza con un arma, ¿suena ilógico verdad?, pero no llores querido, no tienes que lamentarte ahora, se hizo tarde. Quédate tranquilo, porque aún en la hora de tu muerte, permaneceré a tu lado.

Y encima me preguntas con una sonrisa nerviosa si quiero matarte, creo que ya te di suficiente información, para que reconozcas cual es mi respuesta mi amor: sí, quiero.

♦(Anna D. L)♦

domingo, 8 de marzo de 2009

Caos durante la medianoche.


Palabras brutas. Descontrol mental. Recuerdos caóticos que alteran mis lágrimas y tampoco puedo respirar. Soy una burla, o así me siento. Repleta de frases que quién sabe si son verdaderas o no, momentos felices del pasado que no te valieron nada, y ahora yo debo recordarlos como si fuesen una tonta ilusión óptica.

Amabilidad brindada devuelta en pedazos de rencor y odio. Mentiras. Destrucción masiva de un sentimiento no correspondido. Dolor absurdo.

Desconcertada, consumida por la realidad.

Descarrilada de la vida, continuo intentando entender, pero resulta imposible.

Declaración inesperada, quejas.

¿En qué mundo vivo? O más bien, ¿Para qué vivo? Intentando ocultar el dolor día tras día, para luego embriagarme de música melancólica.

Realmente no quiero oírte. Aunque realmente no eres el único ser humano que provoca este desastre emocional.

Borrare el pasado si es lo que quieres. Haré como si nunca hubiese aparecido en tu vida si lo prefieres. Pero no juegues, porque me hieres.


♦(Anna D. L)♦

lunes, 2 de marzo de 2009

Pequeña gran reflexión.


Tanto dolor sin sentido, heridas que marcan mi destino y que no me dejan avanzar, golpes bajos que duelen y recuerdos que no voy a olvidar.

Llego a la conclusión de que los destinos están escritos, y así funciona el mío, pero no significa que debo quedarme con los brazos cruzados, soy conciente de que los malos momentos los envía el destino y no puedo hacer nada contra él, pero si puedo ponerme en mi contra, y en contra de las heridas superficiales, las que no son enviadas por él sino generadas por otro tipo de espécimen en el mundo, pero puedo contra eso, por que soy lo suficientemente fuerte, y luego de todo el dolor que me destrozó hasta convertirme en cenizas, logro resurgir como el ave fénix, llena de fuerza, llena de vida.


♦(Anna D. L)♦

martes, 17 de febrero de 2009

Carta a un amor perdido.


Lágrimas, es tan sólo lo que me queda de ti. Por que son las no pude darte para que no te vayas, e hiciste que permanecieran de por vida conmigo, lágrimas. Todavía no puedo entenderlo, tu partida me deshizo por completo, fue completamente inesperada para mí, pero aún así la hiciste real.

No me pidas que comprenda, por que es imposible. No resulta normal despertar y darme cuenta que me encuentro sola, cuando me pase la vida contigo. ¿Cual es el derecho al daño? Si toda la vida fuimos como una sola persona, éramos perfectos el uno para el otro, me dijiste mil veces que me amabas, y otras mil te lo he dicho a ti.

Resolvíamos nuestros problemas juntos, sin necesidad de discutir, me llamabas siempre a las ocho menos cuarto avisando que pronto llegarías a casa, cuando yo ya tenia la cena lista.

Mirábamos películas las tardes de lluvia y caminábamos por el parque los días de sol como si fuese una primera cita. Nos amábamos, o al menos eso era lo que yo creía y sentía.

Siquiera se si te paso algo, estoy preocupada, en los últimos meses llame a la policía para localizarte, pero nadie te encontró, ¿Dónde estas querido mío?, ¿Acaso había algo que no supiese? ¿Pensaste en el daño que causarías? Por que ahora me haces dudar, de si alguna vez en la vida, te importé de verdad.

No dejo de mirar por la ventana, para ver si puedo reconocerte entre la gente, no puedo evitar llorar al pasar por un parque o cuando en la tele dan alguna de nuestras películas, me dejaste totalmente estúpida, estúpida y melancólica.

¿Cómo se supone que yo pueda recuperarme de esto? No encuentro la formula y no tengo esperanza alguna de encontrarla en el mañana.

Yo te sigo esperando amor mío, todavía me queda vida para hacerlo, y que me expliques que fue lo que te sucedió.

Tal vez pasen años hasta que regreses conmigo, pero no me importa, la perseverancia es buena para triunfar y realmente tú eres mi triunfo.

No me dejes querido mío, tengo fe de que algún día volverás.






♦(Anna D. L)♦




domingo, 8 de febrero de 2009

Duérmete niño, duérmete ya.

Todo permanece en silencio, son las 5:00 de la madrugada y «la señora» se encuentra dormida. No estoy segura de saber cuál es mi nombre en realidad. Llevo un anillo grabado con el nombre de «Amalia» pero no se si es así como me llamo, pudo haber pertenecido a alguien en mi familia, tal vez a mi madre, a mi abuela, a alguna tía, no lo se. Tampoco se nada al respecto de mi familia sanguínea.
Convivo con la señora, una mujer alta de pelo cobrizo cuyos ojos azules intimidan, viste como si tuviera setenta años pero a juzgar por su cara considero que debe tener alrededor de cincuenta y pico. Como yo no le hablo, ella debe creer q
ue tengo alguna clase de enfermedad, o que simplemente soy muda de nacimiento, pero lo cierto es que no quiero hacerlo, prefiero callar, ella me aterra, no es buena.
Me trata como si tuviese cinco años, y no deja de pronunciar la frase «soy tu mamá, a ver dilo, yo se que vos sabes que yo soy tu mamá» Pero se que no es así, ella no es mi madre, mi madre no me pegaría, no me torturaría como lo hace esa mujer.
Trato de averiguar sobre mi identidad, pero no logro encontrar nada, cuando la señora no está en la casa intento revolver cajones en búsqueda de algo, estoy segura que algo sobre mi tiene que tener, pero nunca encuentro nada, e incluso a veces llega y me ve revisando sus cosas y eso resulta peor para mi.
Tengo
algunas marcas frescas por todo el cuerpo, y otras ya son cicatrices. Suele encerrarme en el closet y dejarme ahí toda la noche sin darme de cenar. Dice que soy una mala hija, que ella no se merece que me comporte de este modo.
Me peina dejando mi largo y lacio cabello negro suelto con algún moño a tono con lo que vista, y me hace vestir como si estuviésemos en otra época, cada día el vestido es diferente, pero ninguno sirve de nada, no vamos a ninguna parte, no conozco nada que no sea esa maldita casa.
Paso mis tardes en el jardín del fondo, balanceándome en una hermosa hamaca que cuelga desde la rama de un árbol. Es el único lugar donde me deja en paz cada tarde. Claro que no puedo acceder a él sin su permiso, la señora tiene una llave para cada habitación de la casa, las cuales yo no tengo permitido usar por mi cuenta.
Las pocas veces que me dejó dormir en mi cama, intente hacerle daño, pero nunca pude lograrlo, es más rápida, y la que termina herida soy yo. La señora no es buena, y quiere matarme.
Ya son las 6:00 de la madrugada, suerte que en este closet hay un reloj, aunque sea viejo, se conserva en perfecto funcionamiento. Mis ojos están irritados, pero no quiero dormir, me siento incomoda, el closet es pequeño y esta lo suficientemente lleno conmigo dentro.
Tengo hambre, y no tengo nada cerca para alimentarme, tampoco puedo salir de aquí, no tengo la llave claro.
No puedo soportarlo más, la señora no es mi madre, ni nada mío, y no tengo por que estar viviendo con ella, me lastima, me hace mal.
Puedo ver a través de la cerradura como un cuerpo se acerca hasta el closet, introduce una llave y me deja salir.


-vamos, vamos, cambia esa cara, ve al baño a lavarte los dientes y ponte el vestido, eres un asco- dijo la señora con desprecio.

Sólo asentí con la cabeza y salí disparando al baño. Luego fui al comedor, tome asiento y comencé a almorzar, tengo tanta hambre que podría almorzármela a ella también.

-¿viste que buena madre soy no?, yo te quiero, mi niña, mi niña y de nadie más.- dijo con su cara de psicópata.

Me lim
ité a mirarla con cara de pocos amigos. Pasaron las horas, llego la noche y como siempre, me volvió a encerrar. No sabía qué me perturbaba más si estar ahí dentro o estar junto a ella fuera.
Como todas las noches se acerco hasta la puerta del closet y comenzó a cantar la canción que me canta desde que yo era una beba, con el fin de volverme cada día más demente.

-duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco y te comerá….-


Fingí un par de ronquidos como cada noche para que se marche.
Debieron de haber pasado un par de horas porque me quedé dormida, se ve que el sueño me ganó y quede frita contra el suelo del closet.

Para mi asombro la puerta del closet estaba abierta, y había una nota en la puerta que decía: «volveré enseguida, no hagas nada que me pueda molestar, se que no quieres que mami este triste.» Arranqué la hoja con odio. No me dediqué tiempo para almorzar, preferí comenzar a buscar algo que me interese antes de que la señora regresara.

Sabía que no podía haber nada en los cajones del mueble de la sala principal, ya había buscado allí antes, al igual que los muebles de madera del living, entonces fui a la habitación pero sus placares no t
enían cajones, ahí fue cuando recordé la mesa de luz, me acerque a ésta e intente abrir el cajón, no pude, parecía estar cerrado con llave, ¿que raro no?. Me desesperé, las llaves siempre se las lleva ella, ¡¿como podría yo abrir ese cajón?! Corrí hasta la ventana para asegurarme de ver que todavía no volvía, cuando tropecé con una alfombra y me fui de boca al piso.
Me levante con cuidado, y puse la alfombra en su lugar, no sea cosa que se diera cuenta después que alguna cosa no estaba donde ella lo dejó. Fue ahí que ví que debajo de ésta había una pequeña llave. Me ilusione en que podría ser la llave de aquel cajón, pero, sería muy estúpido de su parte dejar esa llave ahí, tan a mi alcance. De cualquier modo, lo intente, y milagrosamente se abrió el cajón, guarde la llave en el bolsillo de mi pantalón pijama, y revolví todos los papeles que habían.
Encontré una carpeta negra de apariencia vieja, ya que sus bordes estaban algo rotos, la abrí, y allí había una fotografía mía de bebé, sabía que era yo, el lunar de mi mejilla se encontraba en el mismo lugar que en la foto, y los mechoncitos negros de pelo comenzaban a crecerme.
Leí rápidamente algunos papeles y fue uno de ellos el que captó más mi atención.
Aquel decía lo siguiente:

Amalia María Prieto.

Nacida: 22-05-1983

Hijo/a de: Noemí Alonso (1943-1985) y Carlos Francisco Prieto (1930-1985).

Fallecidos debido a un choque en la ruta 63.

La tenencia de la niña le será otorgada a: Leticia Alonso.

Estamos en 1998, entonces debo tener 15 años, supongo. Y si Noemí era mi madre, esa tal Leticia seria mi tia, entonces ella debería tenerme o tal vez ¡la señora es Leticia! No podía entenderlo, ¿mi propia tía me maltrataría tanto?, luego de haberle fallecido su propia hermana, que no haría nada por ella, ¿cuidarme le costaba mucho?, era extraño. Continué con otra hoja.

Leti
cia Alonso.
Nacida: 06-11-1945

Hermano/a: Dos, Noemí Alonso (1943-1985), Olívia Alonso (1928-1985).

Hijo/a de: Constanza Guillermina Montero (1885-1959) y Alfredo Germán Alonso (1871-1962)
Encargada de la custodia de la joven Amalia María Prieto.
Tel: 4586-3648

Abajo había una fotografía, de una mujer de pelo oscuro, tan oscuro como el mió, corto, y algo rizado. No parecía ser «la señora».
Me guarde ese papel en mi otro bolsillo reduciéndolo a un bollito. Encontré al fondo del papelerío un documento, esta a nombre de una tal Olívia Alonso. Lo curioso es que había otro a su lado, pero estaba a nombre de Graciela Ibáñez, fue ahí cuando me sorprendí, la foto de ambos documentos eran muy parecidas, sólo que en el primero la mujer llevaba el cabello largo y negro resaltando sus gigantes ojos azules, y en el otro se encontraba una mujer de apariencia mayor, con pelo largo pero hasta los hombros, cobrizo, con unos lentes de lectura sobre los mismos ojos azules.
Al fin y al cabo era otra hermana de mi madre, pero, ¿por que me hacía esto?, además, ¿Por qué se dio por muerta? Así figuraba en el papel anterior. ¿Quién era ésta mujer?

Me acordé que en cualquier momento llegaría, cerré el cajón y me metí al closet.
Pasaron un
os pocos minutos y llegó, sospecho un poco de que estuviera metida por mi cuenta ahí, pero al ver que todo estaba en orden y que otra cosa no podía hacer, no me dijo nada. Es más, como premio, me dejo salir al jardín, así que pase mi tarde ahí, planeando que hacer mañana.
Por suerte mañana era Martes, lo bueno es que todos los Martes ella se va temprano y tarda unas cuatro horas en llegar, no se a donde va, no me dice nunca sus planes y a mi ni me interesan tampoco, solo me interesa estar sola.
Llegó la noche, me encerró ahí dentro de nuevo y comenzó a cantar.

-duérmete niño, duérmete ya, que viene el coco y te comerá….-

Luego de un sueño ligero me despertó el sonido del teléfono, era muy temprano, pude ver a través de la cerradura como la señora se acercaba al teléfono y preguntaba quién era. Parecía ser equivocado ya que colgó de inmediato. Sacó de su bolsillo un conjunto de llaves y se acercó al cajón de la mesa de luz, me extraño por completo que no haya agarrado la llave que estaba debajo de la alfombra, ¿significaba que la señora no sabía de su existencia? De todos modos mejor así, ya que en ese preciso momento metí la mano dentro de mi pantalón y descubrí que yo tenía la llave, me sentí afortunada de que no haya buscado debajo de la alfombra, hubiese recibido otro de sus castigos.
Cerró el cajón y se dirigió al closet. Me abrió y dejo otra nota.
Se fue.
No me gasté en leerla, no servía de nada.
Corrí al teléfono, feliz de que estuviera en funcionamiento, saqué el papel abollado de mi bolsillo, y marque aquél número que tenía escrito.


-¿Hola?- dijo una voz suave y dulce.

-Ho…Hola…- dije tímidamente,
me extrañaba mucho como sonaba mi voz, no la había escuchado en meses.
-¿Si? ¿Quién habla?- preguntó confundida.

-¿Es...Esta ahí…Leticia?- dije nerviosa.

-Si, ella habla, ¿Quién es?- preguntó mas confundida aún.

-Soy…Soy yo tía…Amalia- comencé a no estar segura de lo que estaba haciendo.
-No se quien eres, pero esto es una broma de mal gusto jovencita- se alteró.

-¡Es enserio! Por favor, ayudame, ¡soy yo tu sobrina!- le implore.

-Es imposible, mi sobrina desapareció hace mucho tiempo, no es posible, no, no l
o es.- contestó.
-Si lo es, tía por favor, no aguanto más, estoy conviviendo con Olivia y…- no pude terminar de hablar ya que Leticia cortó el teléfono.

Empecé a llorar. Si ella que era la única persona que me quedaba no me ayudaba, ya no tenía esperanza alguna. Corrí al closet y me encerré a llorar ahí dentro hasta sacarme todas las ganas, pasaron las horas y la señora volvió.

-Sal ya de ahí dentro, ¿¡quien te crees que eres para decidir donde estar todo el día!?- me grito.

Luego de unos cuantos golpes, me dejo en mi cuarto. Observe como agarro su cartera y se marchó, seguramente va a algún bar a emborracharse, como hace de vez en cuando.
Sin pensar en el dolor de las heridas, saqué de nuevo la llave de mi bolsillo, abrí el cajón y continué buscando alguna razón por la cual mi propia tía me tratara de este modo.
Encontré fotos, parecían ser ella y mi madre, felices, juntas.
Mi madre estaba embarazada ya en algunas de las fotografías. Me guarde una, me hizo bien saber que tenía alguna foto con mi mamá, aunque todavía yo no saliera de su panza.
Encontré un papel, parecía un análisis, la fecha era vieja, bastante vieja, y estaba a nombre de Olivia. Ésta hablaba sobre que no podía tener hijos, supuse que sería un golpe muy duro para ella, pero, ¿tanto como para tratarme así a mi?
Seguí revisando, encontré otros papeles que no les entendí ni una palabra, después había una carta, de Leticia, pidiéndole perdón por lo que hacia, pero que no tenia otra alternativa, que internarla en un loquero seria lo mejor, de todos modos de vez en cuando la irían a visitar le prometió, y con algún permiso la llevarían de paseo si se portaba bien.

Parecía que la señora estaba peor de lo que pensaba antes de tenerme a mí como rehén.
Fue entonces que todo encajó como un rompecabezas. Ella estaba, y aún lo está: loca, vaya a saber cual fue la causa que despertó tanta locura con fin de convertirla en una psicópata. Pero ella no podía quedar embarazada, y mi madre si, ¿le tendría celos?, ¿acaso habría pasado algo con mi madre antes del embarazo, algún amor en común o algo por el estilo?, no lo se, a mi sólo me importa mi madre por supuesto.
Por qué habría de importarme ésta mujer si me volvía loca día a día, torturándome, haciéndome pedazos.
También recordé aquel p
apel que había leído la otra vez, la fecha de muerte de Olivia coincidía con la de mis padres, tanta casualidad junta me abrumaba, ¿será una de esas salidas que prometió Leticia a Olivia, y entonces en ésta se encontraban sólo mis padres, Olivia y yo dejando así a Leticia fuera del accidente, y logrando que ahora tenga un cargo en su conciencia?, Y si Olivia logro salir del accidente, y yo también, por que viva estoy por ahora, ¿Por qué se dio por muerta? ¿Acaso ella provoco el accidente, para matar a mis padres y quedarse conmigo? ¿Habría otra razón para cambiarse la identidad? Las preguntas me invadían, No sabía si estaba en lo correcto o no, pero tenía las suficientes pruebas de que la señora estaba demente, y que era una posible asesina.
Ya sufría demasiado yo conviviendo con ella, y sabía que en cualquier momento terminaría muerta a este paso. Es mi momento de actuar.

Regresó. Me miró, y luego miró su reloj, se había demorado tanto, que ya era de noche, otra vez.

-Ya es hora de dormir mi niña, vamos, vamos- me dejó dormir en mi cuarto.


Luego de arroparme, y cantarme la canción, se fue a su habitación. Pasaron las horas, me levante muy despacio sin hacer ruido. Mi mente no deja de pensar todas las posibles cosas que esta mujer pudo haberle hecho a mi familia y no deja tampoco de pensar en todo el daño que me hizo a mi.
Agarre mi almohada con firmeza y camine hasta su cuarto. Caminé hasta quedarme al lado de ella. Estaba profundamente dormida para mi fortuna, al parecer, e
l alcohol estaba de mi lado y la dejó adormecida.
Coloqué la almohada sobre su cara y presioné con fuerza con el fin de matarla. Ella se despertó pero prácticamente ya se estaba ahogando así que no pudo hacer mucho.
Entre bronca y lágrimas comencé a cantarle con todas mis fuerzas.

-Duérmete niño, duérmete ya-

La bronca aumentaba, los pensamietos eran cada vez más y
mi fuerza se volvía incontrolable, deseaba vengarme.

Duérmete niño, duérmete ya!-

De repente sentí una paz que me cubría al no sentirle respirar.
Tranquilamente fuí al closet y me recosté sobre el frió suelo tarareándome para mis adentros la que ahora parecía la más dulce canción.




♦(Anna D. L)♦

jueves, 29 de enero de 2009

Hora de dormir.


Las luces están apagadas, pero la luz de la luna a través de mi ventana logra un efecto de iluminación tenue en mi habitación. Son las cuatro de la madrugada y no logro conciliar el sueño, lo peor es que hace días que no logro conciliarlo, antes llegaba a dormir al menos unas cuatro o cinco horas luego de una larga desvelada, pero ahora no duermo, mi cabeza esta perturbada, llena de recuerdos horribles que se apoderan de mi ser, día a día me van atrapando y no puedo lograr escapar.

No quiero ayuda, ya que todas las personas que conocí durante mi vida lo único que lograron fue aterrarme más, estoy llena de odio y dolor y no hay nada ni nadie que lo pueda reparar, por que ya es muy tarde se acerca mi final.

Nunca fui una mala persona, ni planee serlo. Es entonces como no logro comprender por que tengo que atormentarme todas las noches con pensamientos oscuros e hirientes, cuando podría dormir en paz como cualquier persona, hasta un asesino podría hacerlo.

Los días pasan cada vez más rápido y yo permanezco encerrada en mi habitación, no quiero salir, tampoco quiero alimentarme, cada día estoy mas delgada, ya puedo ver mis huesos, no es algo que me agrade, pero no hago nada para salvarme.

No me importa nada en el mundo, sólo quisiera poder dormir, una vez mas, como antes, pero se hace imposible, mis pensamientos no me dejan en paz, no logro parar de llorar, hasta a veces llego a gritar, pero aun así no me dejan, permanecen en mi mente, queriendo acabar conmigo.

Pero hoy no, puedo sentir como me pierdo en los recuerdos, sin que me hagan daño, puedo ver como estoy en los mas hermosos de mis recuerdos, y no en los escalofriantes y temidos, cierro mis ojos, despidiéndome de todo el dolor, aunque puede ser que al final hayan logrado su objetivo, y probablemente ahora yo este muriendo, pero… logre lo que quería, logre conciliar mi sueño, mi sueño profundo, es hora de dormir.



♦(Anna D. L)♦

miércoles, 14 de enero de 2009

Viva entre los muertos.

Caminaba por la calle, estábamos en otoño, el clima era muy frió y ya había oscurecido, pero además, estaba sola.

Me di cuenta que de tanto caminar llegue a una especie de bosque, en el cual no llegue a encontrar la salida, pero no me importo, yo seguí caminando, en círculos, ya que para donde iba terminaba en el mismo lugar del comienzo.

No tenía sentido lo que hacía, por que no iba a llegar a ningún lado, así que cuando volví por décima vez al mismo lugar donde había comenzado a caminar decidí quedarme ahí, sentada junto a la fuente, que no tenia agua pero servía de muy buen asiento.

Fue ahí cuando lo vi todo, fue como un flash de emociones. Primero había observado el suelo y no se si era efecto de mi alucinación, pero ahí se encontraban todas las personas que me habían perturbado en la vida, desparramadas por el suelo fértil, pero éstas parecían muertas.

Como una tonta me acerque a algunos cadáveres con la ilusión de que alguno me contestara, ¿aunque era ridículo verdad? No sólo por que son cadáveres, me refiero a que por que habría de querer hablarles después de todo el daño que me hicieron en vida, que irónico.

Hasta que oí algo, alguien me buscaba, estaba entre el bosque, y creo que quería matarme. En ese instante mi único auto reflejo fue salir corriendo, auque era obvio que no saldría de ahí, ya lo sabía.

Una vez más llegue al mismo lugar, pero esta vez al mirar la fuente, que ahora si tenía agua, descubrí que arriba de ella había un reloj, derritiéndose, supuse que algo debía de significar, pero no me detuve a pensarlo, sólo me acerque mas, fue entonces cuando note que algo, mas bien alguien, me esperaba del otro lado.

Pensé en salir corriendo una vez más pero no valdría la pena, así que me acerque más, tanto, que ya podía verle el rostro, y cuando clavo su mirada en mi, creí que iba a acabar conmigo, pero no lo hizo, se acerco más a mi, ya estábamos cara a cara, me acaricio la mejilla, dio media vuelta y desapareció. ¿Por que no acabaste conmigo? ¿Creí que me matarías? ¿A dónde diablos te has ido? (comencé a gritar) Fue inútil, no volvió a aparecer. Me tire al suelo como si no recordara lo que había allí, pero tampoco me importo, estaba dicho, no iba a salir de ahí y al parecer tampoco podía permanecer como el resto, muertos, no sabía como iba a sobrevivir, supuse que en un par de días yo también moriría, pero no fue así, aún sigo viva, aún sigo encerrada aquí, sin que nadie me hable, sin que nadie se de cuenta de que estoy al lado, sin que nadie me comprenda, sin que nadie me mire, por que todos, están muertos.


♦(Anna D. L)♦

lunes, 12 de enero de 2009

Nacida para morir


Muchas veces me pregunte cual es la razón por la cual yo ingrese a esta vida, me refiero a que no hay algo sobrenatural en mi como súper poderes o algo que haga salvar a la ciudad, simplemente es una vida común y corriente que algún día se va a acabar como muchas otras, y lo peor es que a lo largo de mi vida, además de saber que puedo disfrutarla de muchas maneras, se que va a estar llena de sufrimiento.

Se que comienzo siendo una niña pequeña, que mañana se convertirá en mujer, y luego a los veintitantos tendrá que buscar un buen partido para casarse y adiós a la vida de adolescente, llegare a tener un trabajo y demasiadas responsabilidades, deudas, gastos del hogar, y como si fuese poco ver como también envejecen los que me rodean, mis hijos crecerán, yo envejeceré, mis padres aún más, mis hijos se casaran, luego seré abuela, si tengo suerte mis padres aún permanezcan conmigo, y eso es lo que me duele, ver como pierdo todo a la vez que lo gano todo. Se acabará mi vida, seré vieja, arrugada, adulta, demasiado para mi gusto, estaré vacía por dentro y llena a la vez, no podré escapar de mis pensamientos escalofriantes. Me volveré loca, me internaran en un loquero, moriré sola, aterrada por lo que perdí, y alegrada por irme en paz.

Es por eso que creo, ¿por que nací? ¿De verdad tengo que soportar todo esto?, es muy duro, suena horrible y es peor pensarlo.

Nacer para luego morir, ¿es ese el préstamo que me da Dios? ¿Esa es la vida que me otorga? ¿Y como la pago?, ¿con cuotas de sufrimiento a lo largo de mi existencia? Debería de darme el don de la inmortalidad, a mis pares por lo menos, no me importa mi muerte, sino de los que me rodean, no quiero perderlos, soy joven aún y ya perdí dos vidas, tres a decir verdad pero una la desconozco, sin contar claro alguna otra persona “conocida” que haya pasado a mejor vida.

Soy capaz de dar mi vida, a cambio de la inmortalidad de mi familia, si eso pudiera ser capaz lo haría sin ninguna duda.

Además, tengo mis dudas, soy católica, pero de todos modos carezco un poco de fe, y una de las cosas que me perturban es saber que cuando pasas al otro lado, quien sabe si te vas a encontrar con tus seres queridos, “el alma se va, y el cuerpo se queda” así dicen, pero, ¿mi conciencia también se va? ¿Y que hay de mi memoria? No me basta con mi alma, ¿como se yo quien de allá arriba es mi familia si no tengo memoria ni conciencia?

Siquiera se si voy a saber quien soy yo. Es decepcionante, es absurdo, es la vida.

Tengo miles de deseos por cumplir en esta vida que me toco, y espero lograrlos, pero soy conciente que no todos los deseos van a hacerse realidad. Por eso, es mejor vivir bien esta estúpida y corta vida que llevamos, disfrutarla, no vivir alterado y preocupado, enojado y alborotado con la vida, peleándose con todo el mundo, hay que disfrutar cada momento para no sentirse mal después, cuando las cosas se van de las manos.

Se que éste no es uno de los mejores temas para tocar en mi vida, ya que me incomoda demasiado, pero a veces es necesario dar una opinión sobre el punto de vista que tiene cada uno, y éste, es el mío.


♦(Anna D. L)♦

jueves, 8 de enero de 2009

Sombra


Me pregunto que es lo que en verdad busca, es patética, no tiene vida propia, actúa como si fuese mi sombra, sin originalidad, sin sentido propio, sólo, copia.

Me persigue, no me deja en paz, sólo lo hace para perturbarme, por que otro no puede ser su fin.

No tiene alma, no piensa por si misma, no se conoce, sólo conoce mi personalidad, y la quiere, entonces copia.

Pero no puede reemplazarme, no puede formar parte de mi cuerpo y de mi alma, por lo que únicamente se conforma con quedar absurda a mi lado, como una sombra, como mi sombra.

-no te cansas nunca, ¿verdad?- le dije

No se atrevió a contestar, pero yo sabía su respuesta, era como una fragancia comprada a la vuelta de la esquina, no era importada, sino una simple copia.

-¿acaso, pretendes acabar con mi vida?- le volví a gritar

Ignoró mi pregunta, era lo único que podía ignorar de mí, mis preguntas, ya que el resto, lo repetía todo, como una máquina.

-No necesitas de mí, tú también tienes alma, y no disfrutas de ella tal y como es, no trates de forzarla a ser igual a la mía- le dije

Me miró, su mirada era resentida, nada le bastaba. Sabía que iba a seguir copiando, sin importar lo que yo pudiera decirle, por que era una sombra para mi, una que nunca iba a salir a la luz para mostrar su brillo propio, simplemente se había convertido en mí sombra.


♦(Anna D. L)♦

miércoles, 7 de enero de 2009

Caligrafía personal


Observo mis manos, mis dedos, pienso en todo el tiempo que paso, que se que no fue mucho ya que todavía no soy una anciana claro, pero siento todos esos años que pasaron como si fuesen siglos. Nunca me gusto recordar el pasado, mas bien me gusta vivir el presente, el día a día.

No es por que haya tenido una infancia fea, digamos que fue bastante divertida, infantil para darle un termino correcto, tuvo sus buenas cosas, como malas, pero no es de gran importancia para mi, no todo.

En un par de meses cumpliré los diecisiete, de chica siempre quise llegar a esta edad, no se, lo veía como “la edad en que ya comenzaría a ser mayor”, o algo así, pero aun sigo siendo la pequeña para mis padres, no me molesta serlo, solo que incomodan algunos detalles como las salidas nocturnas en las cuales no están muy de acuerdo, a pesar de que no me gusta ir a bailar y que debería de ser un punto a favor de ellos, aún así, hay pequeñas complicaciones.

Ahora dejo de observar mis manos, encontré un par de cartas viejas, saludos de cumpleaños, despedidas, y otras simplemente son cartas, y también hay notas mías, tontas notas, personales, ya olvide el verdadero significado de alguna de ellas, pero aun así forman parte de mi, como mi pasado, como esas cartas que me enviaron alguna vez, como los años que pase, como mi infancia, como todo, todo forma parte de mi.

Aprendí mucho durante estos años, a ser sincera, aunque tenga mis deslices como todos, pero son pocos, a escuchar, a saber perdonar, a ser paciente, a continuar la vida lo mejor posible después de un golpe bajo, a comprender, a disfrutar, a ser original, a que mis amigos me demuestren que soy una persona única.

Todo lo aprendí a lo largo de estos pocos pero valiosos años, todo, forma parte de mi.


♦(Anna D. L)♦